La revolución surrealista se basa en la subversión de la lógica y las convenciones sobre las que se asienta la confortable estabilidad de la formas sociales. Como toda revolución, quiere ser total. Los surrealistas aspiraban a romper la inercia que hace incuestionables las costumbres, los valores morales, la significación de las imágenes, el sentido de las palabras; creyeron firmemente que a través del arte el hombre alcanzaría niveles superiores de libertad y felicidad y compartieron con la mayoría de los vanguardistas la creencia en la utopía liberadora del arte a la vez que, imbuidos de espíritu romántico, se atribuían el papel de demiurgos del nuevo edén.
Aunque la historia haya revelado el carácter quimérico de sus creencias, los surrealistas contribuyeron eficazmente a ensanchar el campo sobre el que se mueve el pensamiento humano. También ampliaron nuestro sentido de lo bello y nos legaron un cierto gusto por lo arbitrario transformándolo en maravilloso a la vez que inocularon, ya de forma irreversible, la magia en lo cotidiano. Los artistas posteriores les deben, además, la invención de una serie de técnicas que nacieron para escapar a la acción reguladora de la mente y la destreza del oficio en la creación de imágenes, unas imágenes cargadas de sentido, inquietantes y poderosas, que quedaron para siempre sirviendo de herramientas al quehacer pictórico consciente.
En todo el arte surrealista, los mundos de lo inconsciente y lo irracional tienen un rol clave. La sexualidad, el erotismo y el cuerpo humano se representan en una variedad de maneras poco convencionales para desplazar las nociones convencionales de moralidad y la tiranía de la razón. El primer tipo de cuadros desafían la tradicional separación entre realidad e irrealidad presentando escenas que son muy ilógicas y están pobladas por figura misteriosas, pero realizadas con precisión fotográfica. El segundo tipo se concentra en maneras específicamente técnicas que permiten que inconsciente se exprese.
Aunque la historia haya revelado el carácter quimérico de sus creencias, los surrealistas contribuyeron eficazmente a ensanchar el campo sobre el que se mueve el pensamiento humano. También ampliaron nuestro sentido de lo bello y nos legaron un cierto gusto por lo arbitrario transformándolo en maravilloso a la vez que inocularon, ya de forma irreversible, la magia en lo cotidiano. Los artistas posteriores les deben, además, la invención de una serie de técnicas que nacieron para escapar a la acción reguladora de la mente y la destreza del oficio en la creación de imágenes, unas imágenes cargadas de sentido, inquietantes y poderosas, que quedaron para siempre sirviendo de herramientas al quehacer pictórico consciente.
En todo el arte surrealista, los mundos de lo inconsciente y lo irracional tienen un rol clave. La sexualidad, el erotismo y el cuerpo humano se representan en una variedad de maneras poco convencionales para desplazar las nociones convencionales de moralidad y la tiranía de la razón. El primer tipo de cuadros desafían la tradicional separación entre realidad e irrealidad presentando escenas que son muy ilógicas y están pobladas por figura misteriosas, pero realizadas con precisión fotográfica. El segundo tipo se concentra en maneras específicamente técnicas que permiten que inconsciente se exprese.
Fuente(s):
Historia del Arte, Siglo XX, Instituto Gallach.
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